Me encontraba cerca de la barra, observando el aplique de colores que señalaba mi punto en el espacio, cuando ella se acercó. Su cabello rubio platino ondulado le llegaba al hombro y sostenía un gran vaso alargado de vidrio con un líquido transparente y cubitos de algo que parecía hielo. Desde luego, el diseño de este lugar era el más cercano al de mis sueños, en general este momento correspondía a la vida que yo quería vivir y por la cual merecería la pena estar despierto. Ella se mantuvo a mi lado durante unos treinta segundos, de perfil, apoyada de espaldas a la barra y mirando siempre al frente, con su maravilloso e imposible vestido rojo acentuando sus bellas formas, delgada y tonificada al mismo tiempo. Luego se volvió hacia el camarero, mirándome al mismo tiempo, volvió a girarse a su posición anterior y... se marchó. Me quedé terriblemente solo, mirando hacia el frente, atónito porque uno de mis sueños acababa de hacerse realidad: Una sorprendente mujer rubia, hermosa,
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