Claridad
Cuando me limito a una caja de cerillas y de velas sin encender,
tras una tarde sosegada, más nítida, con un espejo frente a frente, en la pared,
y observo mis uñas llenas de jabón blandito,
espero que al levantar la mirada estés sentado en el sofá mullido, ése del centro.
Si todo está vacío y el estor amarillo ya no ve la luz del Sol,
ni traspasa la cortina azul la selva urbana de niños y buses,
yo me limito a observar desparramada de ingenio y gozo la sombra en el suelo,
y espero, sin ansia, mi propia llegada que, ¿será tu reclamo?
Un dile, y ve, y vete, lleno de razones, miles de tirones, jadeos y tensiones,
escrúpulos baratos de cochinos bastardos milenarios, toneletes...
No basta, no, no es suficiente.
Autora: © Maite Perez-Pueyo
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Saludos.