Abrí la muralla, lentamente, mientras miraba hacia el mar, y yo le buscaba... Tenía miedo de encontrarle, no creas que no me importaba su presencia. Era más que una imagen: un dolor. Era lo que yo más temía y no soportaba. Era y es.
Soy una bastarda emocional en el país de los locos. No me despedí porque tenía miedo de dejarte. Miedosa soy, mas miedosa tránsfuga de pasiones. Mi molestia es apagada, guarda silencio, no brilla ni aunque la ilumines, y no quiero que le enciendas una vela.
Te figuras qué digo si me lees despacito, más no debes hacerlo así. Estímulos, electricidad, (equilibrio en el balance de blancos). Si fuimos o no fuimos, o si seremos o dejaremos de ser. ¿Somos ahora mismo?
No temo ya tus percepciones. No miro atrás para aguantar tu mirada. La mía se quedó perdida en el laberinto emocional. Corresponde al mes de abril, si no al de marzo, o más atrás. Es una pérdida inicial, un punto de inflexión perfecto. Mi corazón se lanza en picado y no teme llegar a lo más profundo, desafiando la gravedad. Sabe que estará allí mismo, para salvarse antes de llegar, para impulsarse otra vez hacia arriba y no perderse de nuevo.
Viaja al espacio exterior, donde le aguardan las estrellas, los ángeles y otros seres importantes, donde todos vamos de vez en cuando para volver de nuevo.
Por todo ello, y por más razones, debes saber que te siento.
Autora: © Maite Perez-Pueyo
Autora: © Maite Perez-Pueyo