Bruma


Te escribiría una carta densa y pesada, llena de nubarrones por los que apenas entraría la luz del Sol, y más que de día parecería de noche. Mis manos temblarían a la vez que aproximarían la pluma al papel. Si alguna de las gotas que ya han caído sobre la mesa llegara a secarse para siempre, su mancha sería un mágico recuerdo en el Futuro. Así quiero que sea: negras cicatrices en los surcos de madera de esta vieja tabla trabajada hace siglos, en alguna de mis otras vidas.

Querría decirte que me siento trasladada, desplazada, echada hacia un lado. No quiero explicártelo cara a cara, puesto que la fuerza y la energía que siento son magníficas, tremendas. Deseo que este momento oscuro termine, no quiero hacerte daño con un arma de doble filo. Como animal racional que soy quiero canalizar mis emociones de otro modo. Te lo explicaré todo cuando haya pasado el temporal.

Levanto la cara e intento mirarme en el espejo, el que está frente a mí. No hay reflejo, no estoy, no soy. Escucho los latidos de mi corazón y me pregunto en cuál de los círculos me encuentro. Quiero saber qué pasaría si caminara ahora por el resto de la casa, e incluso si saliera a la calle. ¿Habría alguien allí, me reconocerían? ¿Qué aspecto tengo ahora? ¿Soy hombre o soy mujer?

Sólo sé que siento.

Te lo explicaré. De veras.


Autora:  © Maite Perez-Pueyo

Comentarios

Eduardo ha dicho que…
Sigue sientiendo y traslandonos esos sientimientos mediante tu ligera pluma al resto de los mortales, que asombrados observamos su evolución por el papel.
A sus órdenes, señor. ¡Sí, señor!
NACHO CAMPILLO ha dicho que…
uffff, Maite, vaya narración profunda tan maravillosa...
Nacho: Aunque no lo creas esta mini historia está basada en hechos reales...

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