Inexpresivo

Luisa sonríe, casi siempre. No del todo quizá, pero sonríe. Su mirada es tímida, su corazón despierto, su maquillaje abigarrado y su alma limpia y clara.

-Ayer te dije, Luisa, dijimos ayer, que una muchacha linda y llena de confianza en sí misma aparecería un día de estos por la puerta y pondría todo del revés. Una persona acostumbrada a lidiar con inexpresivos y malos figurantes es un buen presagio. ¿No lo es para ti, morena?

-Dime, si asomas tu cabeza por la ventana y ves una gaviota, ¿qué piensas?

-No es éste el lugar. No puede ser, no hay gaviotas. Estamos lejos del mar. No hay olas húmedas ni niños acuáticos, no hay...

-Esa es la respuesta, no puede ser. Ella no vendrá, no concibe estar en un lugar con personas como nosotras.

-No te infravalores, Luisa, eres importante como los demás. Qué importa que aquí no haya mar...

¡Escucha!

Respira...


Autora:  © Maite Perez-Pueyo

Comentarios

Makhshefa Crystal Rowan ha dicho que…
No sé si quiero compadecerme de Luisa, sacudirla para que reaccione, o aprender a dejar que cada cuál camine su ruta. ¿De veras necesita ayuda para sonreír, or lo que necesita es ayuda para ser la gaviota (cosa que nadie puede ayudarle a ser)?
...
Has dado en el clavo, sí. Nadie puede hacer tu trabajo por ti mismo, sólo tú puedes hacerlo. Has de crecer aprovechando lo que tienes, no has de envidiar lo que está lejos. Siempre tienes armas contigo, has de saber verlas y utilizarlas. Luisa no llegará a convertirse en la gaviota que están esperando si sigue pensando que sólo puede haber gaviotas en el océano.

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